Panorama cultural y artístico en Murcia a principios de siglo XX. El baile como elemento social de diversión

Palabras sobre danza de Margarita Muñoz Zielinski.

Cuando hablamos de danza en general hay que hacer una distinción entre lo que es la danza como profesión, danza teatral, bailarines profesionales, espectáculos de ballet, danza española etc. y lo que sería el baile o danza social y de diversión.

En la Murcia del siglo XX el arte de la danza derivó de ser motivo de ocio y diversión a constituir una carrera de estudios oficiales a través de los años de existencia del Conservatorio. La afición a la danza en Murcia, junto a la enorme tradición de sus fiestas populares y bailes de sociedad fue el germen del que surgieron las primeras generaciones de alumnas a consecuencia de la enorme afición al baile que como parte de le educación burguesa había ido surgiendo a raíz de las costumbre heredadas de una sociedad decimonónica de ciudad de provincias en la cual la participación en bailes, fiestas en Casinos y representaciones teatrales por parte de grupos de aficionados fue durante décadas la única forma de diversión de los jóvenes.
A principios de siglo nos encontramos con que la sociedad murciana presenta una clara diferencia: los propietarios locales y clase noble, los comerciantes, empleados y trabajadores medios y los empleados servidores de esta clase, los campesinos y los huertanos.

Es una sociedad definida como tradicional, reservada y bastante cerrada en cuanto a sus costumbres y que según las crónicas de le época confirman que los papeles del hombre y mujer estaban establecidos, y el ideal de familia media del momento se limitaba a facilitar la formación suficientemente amplia a los varones, para adquirir conocimientos sólidos que les permitiera continuar con el negocio familiar o hacerse cargo de unas tierras que van a ser arrendadas a los huertanos que son los que las trabajan.

Estas tierras proporcionan a sus dueños una estabilidad económica y un tiempo de ocio que les va a llevar a la necesidad de ocuparlo con reuniones sociales en domicilios particulares, asistencia al teatro y fiestas en las que el baile va a ser el principal centro de interés. Esto se va a dar entre la clase acomodada, la burguesía.

Las hijas de familias distinguidas y los jóvenes de la misma clase formaban un cerrado y elitista grupo que se movía en un ambiente alejado del más popular. La diferencia de las clases sociales marcaba las fiestas y bailes. La clase media era la que disfrutaba de estas costumbres ya que su situación económica les permitía asistir a fiestas y pertenecer a instituciones culturales como el Casino cuya cuota había que pagar para ser socio, además de ser avalados por otro miembro del mismo como defensor de la clase de socios que podían formar este tipo de instituciones donde la buena educación y exquisitas costumbres imperaban.

La clase media baja se va a ver limitada a asistir como espectadora a los acontecimientos sociales, sin llegar a participar, puesto que su nivel de vida no es tan desahogado como para ello y la población rural se conformaba con las fiestas y los bailes populares.

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